La tradición familiar sigue con su único hijo, Andrés Laiseca Lázaro, quien aprendió bajo la supervisión de su padre. Al sufrir Andrés la enfermedad de Parkinson, sus hijos, Juan Laiseca Negro (1.930-1.988) y Francisco Laiseca Negro (1.933-1.986) tuvieron que comenzar a trabajar a temprana edad, realizando piezas para taxidermia y juguetes. Juan Laiseca Negro es el primero de la saga en cursar estudios de medicina especializándose en oftalmología, obteniendo una visión mucho más amplia en el tratamiento de los pacientes portadores de prótesis oculares. En los años 60, introduce el polimetilmetacrilato para la fabricación de las piezas en sustitución del cristal, lo que mejorará sensiblemente la adaptación de los pacientes.
Juan Laiseca Negro se convierte en un superespecialista en el tratamiento de la órbita anoftálmica y participa activamente en multitud de congresos y publicaciones.